INTRODUCCIÓN

La problemática habitacional que queremos resolver en Tandas de vivienda.

Noviembre de 2019

México requiere actualmente 8.2 millones de viviendas, de acuerdo con datos de la comisión de vivienda de la cámara de diputados.

En el año 2000 el déficit de vivienda era de 12 millones de viviendas y esto motivó al gobierno federal para elaborar un programa de vivienda a gran escala. Durante el año 2001 y 2006 se entregaron 1.5 millones de créditos de vivienda, pero los resultados estaban lejos de satisfacer la necesidad de habitación mexicana. 

Buscando el mayor beneficio económico para instituciones de crédito y desarrolladoras inmobiliarias, se construyeron cientos de miles de viviendas en zonas donde el suelo era barato pero carecía de servicios básicos como transporte, alumbrado, agua e incluso se construyó en zonas de riesgo (Ejemplo Unidad los héroes Chalco) y hubo casos en los que se urbanizaron zonas naturales protegidas.

Las nuevas unidades habitacionales se comercializaron entre personas que vivían y trabajaban formalmente en zonas centrales de las ciudades, sin embargo se ubicaban a 2 o 3 horas de las fuentes de trabajo, lo cual tuvo como consecuencia costos extraordinarios en transporte. En muchos casos, las personas tenían que decidir si conservar su casa o abandonarla para conservar su trabajo y su salud. 

Los altos precios de las nuevas viviendas contrastaban mucho con la mala calidad que presentaban. Por otro lado, las Leyes Crediticias procuraban asegurar cada centavo invertido, a las instituciones de crédito, lo cual provocó indiferencia e irresponsabilidad al momento de ofrecer servicios de financiamiento. 

Para 2006 el volumen de cartera vencida y cartera quebrada de Infonavit (Responsable del 80% de los créditos) sobrepasaba el 30%. Por lo tanto alrededor del 50% de los nuevos créditos tenían algún tipo de problema, ya sea de pago o de otro tipo.

Pese a todo lo anterior, en el año 2006 se realizó un nuevo plan de vivienda en el cual se otorgaron casi 3 millones de hipotecas, siguiendo el mismo esquema del sexenio anterior. Para lograr eso, Infonavit decidió vender 110 mil créditos que consideraban incobrables, con lo cual lograban mantenerse la cartera en mínimos tolerables ante las calificadoras internacionales. 

Las personas que adquirieron créditos contrataron tasas de interés de entre 9% y 18% las cuales son de las más altas en el mundo. Como punto de comparación en Estado Unidos las tasas de interés hipotecarias eran, en ese momento, de 2% a 5% y en Europa las tasas hipotecarias eran de 6%. 

Mediante productos financieros como las UDIS y VSMM las personas pagaban entre 5 veces el costo de su vivienda, incluso hasta 8 veces. Según algunas estimaciones, una casa cuyo costo de fabricación es de 100 mil pesos, se vendía en 330 mil pesos en el mercado, y después de pagar el financiamiento durante 30 años, el costo sería de más de 1.2 millones. Todo sin considerar la corrección por el valor presente neto, el aumento anual por concepto de inflación o ajuste por salario mínimo, lo cual elevaría aún más el costo. 

En este momento el problema social de cartera vencida es enorme y no existen en el país suficientes juzgados, ni despachos de abogados, para atender las recuperaciones judiciales generadas por la cartera vencida. Parecería que ese preocupante problema social solo se ha mantenido en calma debido a que muchos grupos políticos y delincuenciales han aprovechado esta situación para invadir viviendas y sacar provecho económico.

Si bien se entregaros 4.5 millones de créditos de viviendas desde el año 2000, el volumen de viviendas deshabitadas creció y actualmente es de 5.2 millones de casas, según el INEGI. De estas últimas, se calcula que el 37% son casas abandonadas que están relacionadas a créditos impagables. Finalmente, se ha publicado que de las miles de viviendas que tiene Infonavit en cartera vencida, solo puede recuperar 3 de cada 1000. Todo esto muestra la debilidad del modelo hipotecario y muestra la necesidad de una alternativa.

En septiembre de 2017 una serie de terremotos dañaron más de 51 mil viviendas y dejaron sin hogar a miles de personas en México; los afectados van desde personas de zonas acomodadas hasta habitantes de las zonas más pobres del país. Hasta la fecha no se ha recuperado todo ese patrimonio inmobiliario. 

Vale destacar que la respuesta social fue maravillosa, destacando la solidaridad y organización de la población mexicana e internacional para ayudar a los afectados y hacer donativos. 

En contraste, el gobierno de ese entonces propuso utilizar créditos hipotecarios para la reconstrucción y entregó el dinero de los donativos a las cámaras empresariales, sin dar explicación de quién se beneficia con el cobro de intereses. Recientemente se publicó que algunos bancos se han negado a dar información del destino de millones y millones de pesos, que se suponía eran para reconstruir viviendas a los afectados. Toda esta situación muestra la necesidad de crear alternativas de producción y financiamiento de vivienda que incluya mecanismos de transparencia. 

Las Tandas de vivienda surgen a partir de estas problemáticas. Describir todas las fallas del sistema y los abusos relacionados no es el objetivo de este documento así que lo dejaremos hasta aquí.

Solo queremos dejar claro que el programa Tandas de vivienda esta buscando nuevas alternativas para mitigar el déficit de vivienda procurando no repetir los errores del pasado y utilizando la tecnología para producir vivienda de forma más eficiente y manejar recursos con transparencia.